December 27, 2022
Este breve diálogo con mi hija me hizo detenerme a pensar sobre la profesión del director de proyectos. Muchos project managers titulados defienden que project manager es una profesión. Aspiran a ganarse la vida como interim project managers, gestionando proyectos de clientes, o a desarrollar una carrera profesional dentro de una gran empresa que les pone a dirigir un proyecto tras otro, o a trabajar dentro de una PMO, etc. Tienen una titulación académica, pero finalmente, por avatares del destino, acabaron especializándose en gestión de proyectos.
Cuando se relacionan con desconocidos y les preguntan ¿a qué te dedicas? dicen “soy ingeniero de software y gestiono proyectos”, “soy ingeniero de telecomunicaciones y gestiono proyectos” “soy arquitecto y gestiono proyectos”, “soy químico y trabajo para una farmacéutica dirigiendo proyectos para el desarrollo de nuevos medicamentos”, etc. A pesar de que se dedican a tiempo completo a gestionar proyectos, no suelen contestar “soy project manager de proyectos software, telecomunicaciones, construcción, desarrollo de medicamentos”. Nótese que el interlocutor preguntaba la profesión, no los estudios.
Hace poco más de 50 años, se empezó a reconocer la necesidad de una disciplina diferente de operations management para gestionar, no el día a día de las empresas, sino la creación de nuevos productos, servicios o resultados, o cualquier tipo de cambio organizacional.
Se llegó al consenso de que se requerían una serie de técnicas, herramientas y procesos, para lograr que los proyectos terminasen a tiempo, en coste, entregando el valor y cumpliendo los objetivos de gestión, para después transicionarlos a operaciones. Independientemente del sector, todos los proyectos se parecen en que hay que justificarlos, planearlos, ejecutarlos, controlarlos y cerrarlos. Los profesionales comparten buenas prácticas para gestionar los requisitos, el alcance, el tiempo, el coste, la calidad, los recursos, las comunicaciones, los riesgos, las adquisiciones, y a los interesados. Poco a poco, comenzó a diferenciarse y especializarse la disciplina de project management.
Los proyectos no deberían continuar indefinidamente. Cuando la gestión de proyectos se mezcla con la gestión de operaciones resulta imposible defender que la disciplina de project management sea una profesión. Un buen profesional visualiza el cierre desde el principio. El aspecto temporal de un proyecto es esencial en la gestión profesional. Los proyectos se cierran después de transicionar a operaciones el resultado, el servicio o el producto del proyecto. Si el proyecto es largo, la recomendación es dividirlo en fases, y cada una de ellas gestionarla como un proyecto, desde el inicio hasta el cierre, y en cada cierre, asegurar que se entrega el valor. Dividir un proyecto en entregas sucesivas y el enfoque continuo a la entrega de valor es esencial en la gestión de proyectos ágiles.
Ayudaré a conciliar las necesidades de los interesados y planificaré este proyecto para que se cumplan los objetivos. Ajustaré las expectativas de los interesados contra el plan del proyecto, para que sea realista y alcanzable. Después, aseguraré un entendimiento común, tomaré acciones correctoras, y haré que todos se centren en mantener el proyecto bajo control, o si no, ¡que me despidan!