Si tu empresa se dedica a vender productos o servicios a clientes, seguro que tienes dos tipos de preocupaciones: «run the business» y «change the business». «Run the business» es fabricar, producir, transportar, vender, comprar, contratar, publicitar, formar a tus empleados, reparar fallos, atender quejas de usuarios o clientes, etc. Todas estas operaciones repetitivas se gestionan bajo el paradigma de Operations Management. Gestionar operaciones es importante porque permite facturar y pagar las nóminas. Sin embargo, en una economía tan competitiva como la actual, alcanzar la excelencia operativa ya no es suficiente para crecer y dar valor al accionista. Solo gestionando las operaciones no vas a conseguir vencer a la competencia, abrir mercados, lanzar nuevos productos, innovar, mejorar, etc. «Change the business» significa gestionar proyectos.
Muchas empresas venden proyectos, pero gestionan horas ?Si hay un responsable del proyecto, este suele limitarse a controlar las tareas de los miembros del equipo. Este «project manager» no tiene un plan completo actualizado del proyecto, no rinde cuentas periodicamente anticipando riesgos, no mide desviaciones y pronósticos, no propone acciones preventivas o correctoras, no gestiona las expectativas de los interesados, etc. Los directivos de estas empresas se lamentan cuando los proyectos no cumplen los objetivos, no entregan el valor, no consiguen la rentabilidad, terminan tarde, mal, con cambios descontrolados, etc. ¿Qué esperaban? Si no hay un profesional responsable del proyecto, ¿por qué esperaban una gestión profesional? Con el conocimiento globalizado, ya no hay diferencias en el modo en que las empresas pueden aplicar mejores prácticas, o emplear a los mejores profesionales para gestionar el día a día de las operaciones. Las diferencias aparecen a la hora de cambiar el negocio, es decir, al planificar y ejecutar los proyectos.
En la Economía de Proyectos, los proyectos se organizan en estructuras organizativas que fomentan la especialización.