La Oficina de Gestión de Proyectos debe enfocarse en conseguir resultados, o será considerada un centro de coste. Las empresas suelen motivar la necesidad de implementar una PMO cuando el número de proyectos en ejecución es elevado, los directivos deben controlar que terminan a tiempo, en presupuesto, alcanzando los objetivos de negocio y entregando el valor, pero no disponen del tiempo material para gobernarlos de manera efectiva.
Los proyectos son cada día más complejos. La PMO no tiene recursos para dirigir con efectividad todos los proyectos, que pueden llegar a superar los 500 en ejecución.
La PMO debe gobernar los proyectos, no debería gestionarlos directamente. Debería delegar la gestión en profesionales responsables de que cada proyecto salga adelante, capaces de rendir cuentas, anticiparse a los problemas, proponer y ejecutar acciones correctoras antes de que sea demasiado tarde.
Un profesional de proyectos no se limita a redactar informes, asignar y controlar tareas. Debe dedicar tiempo a gestionar profesionalmente el proyecto, lo cual incluye, entre otras actividades:
Para hacer frente al problema de gobernar 50-500 proyectos complejos concurrentes con muchos interesados, muchas organizaciones adoptan antipatrones, o estrategias contraproducentes que, después de implementarlas, no consiguen el objetivo de mejorar la madurez organizacional en gestión de proyectos, terminan de convencer a los directivos de que las PMO son centros de coste que no aportan valor, las personas involucradas en los proyectos no se implican, y nos cierran las puertas a los profesionales de proyectos.
«Los antipatrones aparecen cuando la PMO no es diseñada por un Project Manager»
Muchas organizaciones acaban sufriendo las consecuencias negativas de una PMO creada sobre uno o varios antipatrones de implementación de PMOs:
«eXtreme PMO (XPMO) suprime la burocracia mediante roles y prácticas de valor»Los individuos interaccionan en la gestión de los proyectos en que están implicados, usando roles colaborativos: